El tema del "cuidado" es el que más nos importa. No es la cura pensada como "terapia", ni como "soporte de supervivencia", citando los estudios de Luigina Mortari, pero ese cuidado "que cultiva el ser para hacerlo florecer. [que] No es una respuesta al impulso de sobrevivir, sentirse atado por la necesidad de persistir, pero responde al deseo de trascendencia, a la necesidad de horizontes de sentido en los que actualizar el propio ser como poder ser " [1].

 

Es el cuidado que cada uno se vuelve a sí mismo, dedicando tiempo y espacio, escuchando y dejando que todo lo posible se haga en sus mejores formas. No las grandes empresas, pero esa empresa que es la vida de uno, neto de las posibilidades del momento.

 

Incluso más fuerte en este momento creemos que está "aquí” que debemos regresar, atención a los detalles, del pequeño, de qué es nuestro poder y nuestra responsabilidad hacer lo mejor, para nosotros pero no solo.

 

El cuidado es relación, Por definición: relación conmigo, relación con el otro, relación con el todo. Somos interdependientes, así que si nos cuidamos de la manera correcta, Con Respeto, con escucha y dedicación, Nosotros nos encargamos de todo.

 

La cura es un hacer, se materializa en acciones, ni con buenas intenciones ni con bonitas palabras.
El cuidado es el cuerpo, es un hacer junto con.

 

Así que no hagamos suficiente subsistencia, y no solo pensamos en terapia, aunque ambos son fundamentales: en el medio está nuestra posibilidad de "no estar satisfecho con una idea de bien si hay una idea de mejor disponible", siempre para usar las palabras de Mortari.

 

Y es nuestra responsabilidad esforzarnos por lograr lo mejor.

 

[1] Mortari Luigina, Filosofía del cuidado, Editorial Raffaello Cortina, 2015, pag. 25

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